Fotografías: Melissa Paises
Flores, mantas con la imagen de la Virgen de Guadalupe y niñas y niños con trajes de manta llegaron el pasado 12 de diciembre a la Basílica de Guadalupe para conmemorar la fiesta de esta advocación mariana.
Desde la madrugada de ese día, los creyentes hacen fila para rendir homenaje a la Virgen de Guadalupe, una tradición que ha ido creciendo a lo largo de los años en este templo en Antiguo Cuscatlán.
La imagen de la “guadalupana” está llena de sincretismo. En el artículo “La resistencia de la diosa”, publicado por la revista Trama y fondo, Francisco Bernete explica que tras la conquista de México se produce un extraordinario fenómeno de sincretismo religioso: “la creación de la Virgen de Guadalupe a partir de la diosa Tonantzin. Con su conversión en Virgen se consigue la integración de la población indígena al catolicismo y, con ello, la uniformización de la fe religiosa. La nueva figura mítica es nominalmente católica, pero en ella pervive la resistencia de la diosa originaria”.