Texto y fotografías: Lissette Lemus, Melissa Paises y Raúl Benítez
La noche de la Calabiuza llegó tarde en 2023. Esta fiesta, que se celebra el 1 de noviembre en Tonacatepeque, San Salvador, en conmemoración del Día de Todos los Santos fue pospuesta debido a la emergencia por la tormenta Pilar. Tres días después, los espantos y seres mitológicos se tomaron las calles para llenar de alegría, pintura y color.
El festival busca rescatar las figuras de la mitología salvadoreña. En los desfiles resaltan las carretas que son custodiadas por jóvenes disfrazados de siguanabas, cipitíos, calaveras y cadejos, entre otros espantos de la tradición salvadoreña.
Niños, niñas y adultos se pintan y disfrazan, usan máscaras y atuendos para convertirse en personajes fantásticos que recorren, agrupados por barrios y colonias, las principales calles de la ciudad.
Al son de batucadas, tambores, pitos y el coro “Ángeles somos, del cielo venimos, pidiendo ayote para nuestro camino” hacen con sus performances una mofa de la inevitable muerte que nos espera a todos.
No hay un dato exacto de cuándo nació esta tradición, pero algunos residentes dicen que durante años los padres salían con sus hijos a pedir ayote cada 1 de noviembre.
La tradición entró en una pausa durante el conflicto y fue retomado por comitivas después de la firma de los Acuerdos de Paz en 1992. Desde entonces, la noche se llena de fuego, gritos y risas, mientras las carretas recorren la ciudad.
Las carretas adornadas con calabiuzas y calaveras recorren las principales calles del municipio acompañadas por los personajes mitológicos.
Los turistas aprovecharon la fiesta para tomarse fotos con los jóvenes participantes en el desfile. Un jurado evalúa la creatividad de cada grupo y el conocimiento sobre cada uno de los personajes y la representación artística que cada uno de los participantes realiza.
La calabiuza es un morro seco con perforaciones que simulan ojos, nariz y boca, al que se introduce una luz. En la tradición original estas eran colocadas en las viviendas donde las familias habían preparado ayote en miel para compartir.
En los últimos años, el festival de la Calabiuza atrae a decenas de comerciantes, tanto del municipio como de otras partes del país.
Entre la oferta gastronómica no pueden faltar los platillos típicos, el ponche y por supuesto el ayote en miel.
Este año, personal de la alcaldía municipal utilizó unas 700 calabazas para preparar el dulce de ayote en miel. Este fue repartido entre las personas que asistieron a la celebración.