Estudió dibujo y pintura, y diseño gráfico con Ernesto Rodríguez Aguirre en el Centro Nacional de Artes (CENAR) y en la Universidad Don Bosco. Tiene un 3er lugar en el Premio Paul Gauguin de la Alianza Francesa (2017); Arte en Mayo, Fundación Rozas Botrán (2015); Primera Mención Honorífica en la Subasta de Arte “SUMARTE” (2012); Obra finalista en el Certamen Bicentenario Cerveza Suprema (2011); Award of Excellence, Society for News Design (2008); Glifo de Oro en la IV Bienal de Arte País El Salvador (2007); Primer lugar en el Primer Certamen Nacional de Pintura ”Asamblea Legislativa de El Salvador” (2007); Mención Honorífica en el Certamen de Pintura Palmarés Diplomat (2007); Mención Honorífica en el Certamen de Pintura Palmarés Diplomat (2006); Primer lugar “Premio Philips de Arte para Jóvenes Talentos”, São Paulo, Brasil (1999).
¿Cuándo empezaste con la pintura?
Era la pregunta obligada que debía hacerle a esta persona, que es amigo pero que al mismo tiempo es un completo desconocido para mí. Otto lo piensa dos segundos y me dice:
”Mi infancia fue complicada y de ahí que, si yo no tenía un carrito, dibujaba un carrito y si yo quería un árbol dibujaba un árbol y el dibujo siempre me ayudó a conseguir lo que yo quería.”
Ahora Otto dibuja personas, retratos, rostros en collages llenos de color, rodeados de figuras abstractas cada una de ellas con un espacio propio y un ambiente que ha de regir su estado anímico para siempre.
-Yo quiero que las personas que tengan mis cuadros se alegren al verlas, con mi obra quiero generar alegría, positivismo y felicidad.
Se confiesa un solitario rodeado de personas. No le gusta el foco, el video, la presunción, ni el halago hacia él. Prefiere que la gente vea su obra y a su obra sentirla como algo maravilloso.
Para Otto sus cuadros son personas que lo rodean y las quiere como tales, como amigos, como hermanos, como familia.
Quizás le gustaría que la gente hablara a los personajes de sus cuadros en primera persona, que le dijeran cuan maravillosos son e interactuar de forma directa con ellos y decirles cómo se sienten. Que sus obras hagan amigos y retirarse después de bien hecha la labor.
La felicidad es “experimental”
A Otto le preocupa muy poco definir su obra o encasillarla en un estilo. Dice que todo lo que ha hecho hasta ahora es experimental.
“Cuando me considere un artista quizá busque definir mi obra como algo en concreto, de momento pienso como un niño, me gusta crear como un niño sin saber qué va a pasar al terminar, juego con el proceso y eso hace que sea divertido.”
Cuando crea “personas” en sus retratos, él busca que iluminen los espacios de quien llegue a poseerlas.
Los cuadros resultan ser coloridos, enigmáticos y muy personales. Cada personaje detrás de una de sus obras refleja su personalidad, su contexto y su momento.
Coquetería, tristeza, arrogancia e intriga son algunos de los rostros que quedan para siempre plasmados en su obra
“Dedico mucho tiempo a elegir materiales, a veces le doy prioridad a la compra de materiales y no a mis necesidades cotidianas, hago esto para que la obra perdure y se mantenga como el primer día en el que la considero terminada.”
A Otto le cuesta desprenderse de una obra. Busca encuentros con los compradores de su arte y así conocer el lugar a dónde llegará y será colgada.
“Tiene que estar en un lugar donde sea apreciada y cuidada. Por mi trabajo tengo muy poco tiempo para hacer obra, a veces sólo logro hacer dos cuadros por año y es por eso que duele más aún dejarlas ir.”
Sus cuadros son como sus hijos, estas personas tan amadas por las que te quitas el bocado y se los das para que estén aún mejor que tú y tengan lo que no has tenido.
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