Los recuerdos de la infancia combinados con una técnica del arte pop, resultaron en una perspectiva colorida y surreal del Centro de San Salvador en los lienzos de Hugo Martínez Acuña.
¿Sabés esas manchas que vemos cuando cerramos los ojos? “No son pigmentos, es luz”, responde Hugo Martínez Acuña. Esa difusión de esos tonos le dio la idea para desarrollar una serie de ilustraciones sobre el Centro Histórico de San Salvador que fusiona sus recuerdos de infancia y la influencia tecnológica visual.
“Ilusión de Libertad”, “Desde el Hula Hula”, “En el centro de San Salvador” y “La Calle de la Amargura” son algunas de las obras de Martínez elaboradas con una mezcla de arte pop y surrealismo que forman parte de la exposición “Nostalgia y Desarrollo”, que estará abierta hasta el martes 30 de octubre en La Senda de las Artes, de la Asamblea Legislativa.
Martínez comparte el espacio junto a Antonio Cañas, quien participa con retratos hiperrealistas de gente indigente y paisajes urbanos de San Salvador. Cañas acaba de exponer en el Teatro Luis Poma su serie “Los Minotauros” y recientemente ganó el primer premio de American At Awards.
Conocí a Hugo hace más de 20 años, cuando ambos trabajábamos en La Prensa Gráfica, cuya matriz estaba ubicada en la intersección de la Avenida España y Primera Calle Poniente, entre el Cine Central y los Cines España. Ya para entonces, él gustaba deambular por esas calles que le recordaban la infancia.
“De pequeño viví ahí, y mucha gente vivía por el Campo Marte, que era la zona ‘high life’ de antes y tengo en la mente algunas historias grabadas, como las procesiones, las idas a los cines, al mercado, cuando uno tomaba buses, los colegios de antes… ¿te acordás de eso?”, dice.
Yo no me acuerdo. En los años 90 el Centro estaba en declive, no habían llegado alcaldes visionarios que se empeñarían en renovar las plazas y faltaban un par de décadas para que se gestara un “boom” de cafés con tinte bohemio.
“De pequeño viví ahí, y mucha gente vivía por el Campo Marte, que era la zona ‘high life’ de antes y tengo en la mente algunas historias grabadas, como las procesiones, las idas a los cines, al mercado, cuando uno tomaba buses, los colegios de antes… ¿te acordás de eso?”, dice.
Su abuelo tenía una zapatería en la Avenida España. “Yo paseaba mucho por el centro viendo vitrinas y soñando cuando uno veía que esas cosas venían de Europa o la USA. Las telas de los trajes, los juguetes de la Omnisport, las bicicletas, la ropa de París Volcán, la música que vendían en Kismet y los discos, eso era un verdadero escape para los jóvenes, los llevaba a otro mundo…”, recuerda.
Ahora, ese otro mundo, el onírico, el que se ve con los ojos cerrados, ha sido plasmado en esa serie.
“El Centro Histórico es un lugar que atrae inspiración a los artistas, van seguido a pintar y fotografiar ahí, pero lo hacen de una forma realista, y se ve aburrido. Entonces pensé en cambiar los tonos a algo un poco irreal, como con colores de sueños, de ahí se me vino (la idea) de que las generaciones actuales están más que todo acostumbrados a este tipo de color, porque pasan mucho en los celulares, en la web, en el video, en la tecnología, y mostré algunas pruebas a gente joven y les gustó el la idea: la fusión que encajaba con el pop. Nunca pensé en el pop, la gente fue la que me dijo pareciera estilo Pop con la idea de los recuerdos, de lo antiguo…”, apuntó.
“Ilusión de Libertad” (110 x 90 cms, Óleo en tela) por ejemplo, revalora el inmueble abandonado, un ícono del centro histórico, donde la gente de los barrios aledaños acudían a divertirse buscando un poco de “libertad” viendo películas de carácter popular o variedades como lucha libre, deportes e incluso artistas internacionales. “Ahora en abandono, es fuente de inspiración de artistas, cineastas, escritores y otros, por su importancia en la vida cultural de los salvadoreños”, apunta Martínez.
“La Calle de la Amargura” contiene la variedad de colores de las ventas instaladas alrededor de la Iglesia El Calvario.
Sobre los retratos urbanos de Antonio Cañas, el escritor David Ernesto manifestó lo siguiente: “Con sus retratos, los humanos, muy por encima de su técnica, emerge ese virtuosismo latente en el artista auténtico. Su toque maestro trasciende el parecido casi acariciable de sus personajes para llevarnos más adentro, a lo más íntimo de la perturbadora psicología de cada uno de ellos”.
“Antonio también camino esas calles, no se las inventó… las plasmó, para que queden impresas para siempre en sus espléndidos lienzos, luminosos o sombríos; en nuestra dolida historia, en la pupila hecha asombro, en el fluir de nuestra sangre, en nuestras vísceras…, en nuestras almas”, puntualizó.
La exposición “Nostalgia y Desarrollo” fue inaugurada el 9 de septiembre. Todavía estás a tiempo de admirar otra perspectiva del corazón de la ciudad.
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Es iluminado!